Editorial Invitado
Verlo como lo
que era
Juan
Pablo Duarte fue un político y así debemos verlo, ni más ni menos. Un político
que no ostentó el poder pero con éxito en su proyecto, el más alto en la vida
del país, pues fue justo el creador de la nacionalidad dominicana, al fundar
una nueva República.
Santificarlo es alejarlo del sentido útil de su rol histórico,
de su conducta y sus valores. Este pasado sábado 26 de enero conmemoramos el
206 aniversario de su nacimiento y es válido reivindicar su condición de
dirigente político, sobre todo al que nadie al parecer quiere parecerse.
Un joven que lo dio todo por concretar su sueño, crear la República Dominicana
y lo hizo. Hay un valor intrínseco en su honroso propósito y así debemos
asumirlo.
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