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martes, 9 de julio de 2024

 *Opinión Invitada: La cortesía esta de moda*



Recuerdo que desde muy niña mis padres me inculcaron el valor del saludo, las gracias y el gesto de correspondencia en respeto con los de alrededor y con los de ocasión y circunstancia, como un hábito noble y constante del que nunca debía prescindir.


Un ¡buenos días! ¿cómo estás? con su permiso, muchas gracias, entre otras frases y gestos como la sonrisa y la extensión de la mano derecha, fueron parte de los aprendizajes que hasta hoy me acompañan, claro, con las reservas debidas ante un extraño o mal intencionado.


Abro paréntesis para irnos al concepto, la Real Academia Española de la Lengua (RAE), define la cortesía como la demostración o acto con que manifiesta la atención, respeto o afecto que tiene alguien a otra persona.


En la publicación “La cortesía en las peticiones” Vidal Alba de Diego, Universidad Complutense de Madrid (1994), plantea que, es uno de los aspectos más representativos en los intercambios diarios y, posiblemente, uno de los campos al que los estudiosos de la interacción social y verbal han dedicado mayor atención.


En el documento publicado por el Centro Virtual Cervantes, Vidal Alba cita a R. Lakoff, P. Brown y S. C. Levinson, H. P. Grice,J. R. Searle, E. Goffman como parte de la bibliografía que se interesa por el tema y añade que “la cortesía es un tipo de interacción social y de actuación verbal específica. Implica un conjunto de normas que regulan el comportamiento cotidiano, y con las que se quiere mostrar consideración”.


Asimismo, añade que, _“es un valor social que, como forma de control emocional, trata de preservar la estima de la persona, de evitar una situación conflictiva imponiendo el tacto"_ o, en palabras de R. Lakoff, _«reducir las fricciones en la interacción social»”_.


Cierro paréntesis. Les confieso que, todavía me causa segundos eternos de parálisis y shock un saludo no contestado, un silencio sepulcral ante un gesto cortés no correspondido, crisis que finaliza de inmediato justificando en mi mente que tal vez esa persona no tuvo la misma oportunidad en el hogar, que no me escuchó a pesar de lo clara y efusiva o que, sencillamente, no le da el deseo de hacerlo.


Todavía les confieso más, en una etapa de mi vida me molestaba ver a alguien abordar un lugar como Pedro por su casa sin saludar. No era capaz de asimilar tal acción hasta el punto de que me enfadaba en mis adentros y decía “qué tosco, qué tosca”, pero como una decisión de salud, tolerancia y hasta de autovaloración, tomé la decisión de seguir saludando, siendo feliz y dejando a libre destino quien no quiera hacerlo.


Soy de esas personas que mira a la cara y sonríe, que llego a mi lugar de trabajo y saludo desde el guardia, las recepcionistas y a todo el que me encuentre en el camino, pues pienso que puedo ser la luz en el día gris de alguien, pero por sobre todas las cosas, decido mantener viva esa esencia del hogar con buenos modales, porque a pesar de practicada u omitida, la cortesía siempre hace bien, atrévete a saludar, la cortesía siempre está de moda.


*Sobre Eylin Paulina*


La autora es MA en  Comunicación Corporativa Cantante y Compositora


Fuente: Reporte Extra

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