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miércoles, 17 de enero de 2024

OPINIÓN INVITADA

 Mafias de la salud



Por Alberto Quezada

Sin lugar a dudas, todo intento por incrementar la esperanza y calidad de vida de los ciudadanos en cualquier parte del mundo debe verse como un gesto aplaudible, no importa el gobierno o Estado que tome la decisión.

De manera que, el anuncio hecho por el doctor Abinader en el Palacio Nacional sobre la estrategia de su gobierno en el abordaje de salud de la población de escasos recursos con hipertensión y diabetes, es una noticia reconfortante que debe alegrarnos a todos.

Escuchar del mandatario que esta estrategia se desarrollará a través de un programa mediante el cual se les suministrará medicamentos gratuitos a los mayores de 45 años que tengan el seguro subsidiado de Senasa, de verdad que me enterneció.

¿Y saben por qué me enterneció?, porque hay que tomar en cuenta que, en América Latina, la esperanza promedio de vida es de 76.07 años, mientras que en República Dominicana es de 74. En ese sentido, el jefe de Estado dijo que la meta es aumentar la esperanza y calidad de vida unos dos años más. Magnífica noticia para iniciar el año.

Pero hay más motivos para enternecerme, por ejemplo, en este país, señores, hay cuatro millones de dominicanos afectados por esas dos patologías crónicas y unas 66 mil personas fallecieron a causa de estas afecciones en el 2022. Pero saber que ya esa franja poblacional tendrá cubierto estos medicamentos eso me conmueve hasta las lágrimas.

Ahora bien, como se ha dicho que en aproximadamente un mes se comenzarán a entregar los medicamentos a esta población a través de las farmacias, Unidades de Atención Primaria y Boticas Populares, es menester hacer algunas precisiones.

Veamos.

Por ejemplo, hay que poner bien claro, que los medicamentos indicados a esos dominicanos vayan acorde a lo indicado por su médico, no que el galeno indique una cosa y en la botica, farmacia o UAP se le entregue otra, bajo el “tigueraje” de que tiene los mismos componentes.

El gobierno no debe permitir que las mafias de las marcas del cartel de la industria farmacéutica, los actores del Consejo de la Seguridad Social, hagan lo que hasta ahora han venido haciendo, que uno va con su receta y ellos entregan lo que les da la gana.

Esto ocurre también hasta con los asegurados del régimen contributivo y nadie dice nada.

Es bueno aprovechar tan bella iniciativa, la cual consideramos está llena de una carga inmensa de justicia social, para concertar una estrategia que le garantice al paciente que lo indicado por el médico sea lo entregado. !Ya está bueno, que desaparezcan las mafias!.

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